domingo, 5 de septiembre de 2010

El "pelotudo que interrumpe".



No se si el “pelotudo que interrumpe” merece un post. Pero bue… vamos a intentarlo.

Hace unos días que vengo notando un fenómeno interesante: La gente pregunta mucha pelotudez en una clase.

Seamos sinceros: ¿Quién no estuvo alguna vez en una clase, en la cual, alguien insistentemente levanta la mano, interrumpiendo la clase una y otra vez con preguntas pelotudas, opiniones estúpidas y anecdotas de “persona que perdió en la vida”?

La figura del “pelotudo que interrumpe”

No todos los pelotudos que interrumpen son iguales. Veamos algunos casos paradigmáticos:


El que llama la atención: Desde la vestimenta y la forma de hablar hasta las preguntas que realiza. Necesita llamar la atención como el resto de la gente necesita el aire o el agua. Se viste con ropa naranja, con verde fluor con dorado, con una gorra. A la clase de inglés va con una raqueta. A la de tenis con una guitarra y a la de guitarra vestido de karate. Habla con un tono de voz excéntrico y usa palabras poco comunes. Se ama a si mismo/a DEMASIADO y cree que cualquier anécdota sobre su vida o cualquier opinión suya, merece y debe ser oida.

El “ 30 segundos de fama ”: Estos individuos necesitan demostrar, a los demás y a sí mismos, que son buenos alumnos. Sienten que cada segundo que pasa representa una oportunidad perdida para demostrar lo inteligentes que son o todo lo que estudiaron ayer. Y no van a dejar pasar otra oportunidad. Necesitan una aprobación constante, como el perro que pide la galletita después de la pirueta. La clase suele ser el momento más placentero del día para estos individuos, por lo que se los nota atentos, participativos y muy comprometidos con los temas de la clase, a veces en exceso. Contestan cada pregunta del profesor con fervor patriótico como si se jugaran la vida y realizan preguntas elaboradas y complejas. No falta (en los casos más graves) el que usurpa el rol del docente y contesta preguntas de otro alumno.

El bufón del sub-grupo: Pregunta boludeces para que se rian los tres tarados que están al lado. A veces aparece un bufón del grupo entero, o que inclusive hace reir al docente. Pueden ser divertidos una o dos clases, pero después de un tiempo suelen perder el apoyo popular y terminan siendo abucheados.

El pelotudo auténtico: De este no habría que reirse. Es el que tiene problemas en serio. Y en la clase no puede ocultarlos. Suele preguntar incoherencias, no entender y repreguntar 7 veces lo mismo, o vomitarse encima.

El rebelde sin causa: En vez de buscar demostrar su inteligencia o dedicación, deja bien en claro que no está de acuerdo con nada. Cuestiona desde la fecha de examen hasta el tema más profundo de la materia. Cuestiona los libros, los autores, el sistema educativo, la sociedad. Va a la clase a oponerse. Sus preguntas o interrupciones suelen empezar con la conjuncion adversativa “pero…”

El esquizofrénico: Es el de la motosierra. Se caracteriza por hacer preguntas con ejemplos o suposiciones extremádamente rebuscados. Suele empezar las preguntas o interrupciones con: “¿Qué pasa si…?” Ej. Si explican la resistencia de un metal, pregunta ¿que pasa si lo pongo a 6000º grados mientras le tiro acido y al mismo tiempo le tiro una bomba?; Si explican contrato de locación, pregunta: ¿Qué pasa si yo alquilo pero después le vendo a alguien que a su vez le alquila al que era dueño y no vendió pero yo le alquilé antes?

LOS 5 MENSAJES MORALISTAS DEL FINAL:



  1. Para no herir susceptibilidades, ni juzgar injustamente a nadie, lo mejor sería analizar las PREGUNTAS y no las PERSONAS.

  2. ¿Cuándo se extingue mi derecho a hacer preguntas? Cuando colisiona con el derecho de los demás a recibir los contenidos de la clase.

  3. Si todos preguntamos la primer gansada que se nos pasa por la mente, de lo único que vamos a hablar va a ser de gansadas y debate y debate y debate sobre gansadas.

  4. Una pregunta, en una clase, debe tener que ver con el tema que se está explicando. El espacio de dudas en clase es para dudas sobre el tema que se está explicando.

  5. La idea es que uno a una clase no va a tirar gansadas o a interrumpir. Va a prestar atención y tratar de aprender… si no, no va y se queda en la plaza fumando algo, riéndose de nada.